Los hechos de octubre al "18 de julio"

La victoria electoral de las fuerzas conservadoras en noviembre de 1933 empieza el llamado bienio negro. La acción política basculó entre la fidelidad a las líneas básicas del 14 de abril y la necesidad de abrir espacios de gobernabilidad en la derecha sociológica. Entre las leyes que se aprobaron había de claramente contrarreformistas. El aspecto más negativo fue el de la legislación agraria. La involución autonómica y el enfrentamiento con la Generalitat por la Ley de Contratos de Cultivo - suspendida por el gobierno a petición de la Liga- provocaron los hechos de octubre en Cataluña, que culminaron con la suspensión indefinida del Estatuto y el encarcelamiento del gobierno catalán y de los parlamentarios que no se fugue.
A todo esto, se añadía la crisis económica y las fuertes tensiones sociales. El 2 de octubre de 1934, el nuevo gobierno- presidido por Lerroux - nombró ministros procedentes de la CEDA, organización que era considerada como no - partidaria del régimen republicano. Los socialistas y otros partidos minoritarios en el contexto del Estado rompieron sus relaciones con las instituciones. En Asturias estalló la revolución proletaria y en Cataluña Compañeros proclamaba el Estado Catalán. El 7 de octubre el general Batet restablecía la situación en Cataluña. Pocos días más tarde fracasaba el movimiento en Asturias. Comenzaba una oscura etapa del régimen republicano - que duraría hasta el mes de febrero de 1936 - caracterizada, globalmente y fundamentalmente, por la suspensión de las garantías democráticas.
El 6 de octubre de 1934 Alianza Obrera , en su única actuación en Girona , decretó la huelga general revolucionaria y el concejal Joaquín de Camps y Arboix -jefe de la minoría republicana en el Ayuntamiento- proclamó el Estado Catalán después de haberse convertido en alcalde gestor. La tropa salió en la calle, que se había dejado expresamente a oscuras, y procedió a la proclamación del estado de guerra. Los rebeldes se resistieron en el edificio de la Comisaría Delegada la Generalitat, donde se produjo un tiroteo. Murieron José Alabau - militante de Alianza Obrera - y el comandante Domínguez Otero- miembro de la logia masónica de Girona- , el cual fue agredido mientras leía el bando contra los resistentes.
Pero la rendición no tardó en producirse, una vez conocida la de Compañeros en Barcelona. Al día siguiente, domingo, se restableció la normalidad en la ciudad y la Liga se reincorporó al gobierno municipal. Las fuerzas de orden practicaron numerosos registros y detenciones entre los miembros de los partidos de izquierda y los sindicatos. El número de detenidos fue tan extraordinario que se tuvo que habilitar la fábrica La Aurora como a prisión de todos los sospechosos de haber participado en la insurrección.
En los días y meses siguientes tuvieron lugar multitud de consejos de guerra contra los acusados ​​. El Diario de Girona (miércoles, 10 de octubre de 1934) daba una visión apocalíptica de los hechos y cargaba duramente contra los dirigentes de ERC. En el editorial, titulado "Además de cobardes, traidores " acusó a los dirigentes de ERC de haber promovido la revolución y de haber abandonado – quedándose escondidos en casa o huyendo de Girona -los sublevados cuando estalló la violencia.
Se clausuraron los locales de los partidos de izquierda y de los sindicatos. Muchos periódicos fueron suspendidos o censurados. Los partidos de extrema derecha- la Falange y Acción Popular Catalana- extendieron sus actividades, muy clandestinas hasta ese momento. El movimiento obrero quedó totalmente parado y coartado por el volumen de fuerzas militares y un regimiento de artillería y tres batallones de infantería de montaña con unos 3.000 soldados - encargados de garantizar las disposiciones represivas del gobierno central a cualquier precio. Entre los meses de octubre de 1934 y enero de 1936 no hubo ningún movimiento social. La normalidad democrática de la ciudad quedó interrumpida por un régimen de excepción hasta febrero de 1936.

Los hechos de octubre se pueden interpretar como una opción de ilegalidad para defender la legitimidad de origen del régimen republicano, desviado de su trayectoria por la coalición reaccionaria de centroderecha. También como una maniobra defensiva los trabajadores para evitar el establecimiento inminente de una dictadura fascista. Pero no se pueden interpretar como los hechos que justifican el inicio de la Guerra Civil para que esta se habría podido evitar. El fracaso de planificación y desarrollo los hechos sirvió para que la izquierda se diera cuenta que para detener la ola reaccionaria había que hacer un frente común. Azaña promovió la campaña para recuperar la unión de las fuerzas de izquierda. Cuando se formó el gobierno de Portela, en medio los escándalos que afectaban a los radicales -el caso del estraperlo, por ejemplo- , y se vio que pronto se convocarían elecciones. Se aceleraron las gestiones entre los partidos de izquierda para buscar la unidad electoral. Finalmente, el 15 de enero de 1936, Izquierda Republicana, Unión Republicana, el PSOE, UGT, las Juventudes Socialistas, el PCE, el Partido Sindicalista y el POUM suscribieron el pacto electoral conocido con el nombre de Frente Popular. El programa incluía la amnistía para los presos de los hechos de octubre, la reforma del Tribunal de Garantías, la continuidad de la legislación reformista del primer bienio y la restauración del régimen autonómico.
En Cataluña se articuló el Frente de Izquierdas alrededor de ERC , que había suscrito el programa del Frente Popular , añadiendo el restablecimiento de los ayuntamientos elegidos el enero de 1934, la aplicación de la ley de contratos de cultivo , la reinstalación de los aparceros desahuciados y la readmisión los obreros y empleados despedidos por motivos políticos . el pacto fue firmado el día 4 de febrero por Izquierda Republicana de Cataluña , el Partido Nacionalista Republicano de Izquierda, Acción Catalana Republicana , el Partido Republicano de Izquierda ( grupos catalanes de la Izquierda Republicana de Azaña ) , la Unión Socialista de Cataluña , la Unión de Rabasaires , el Partido Catalán Proletario , el Partido Comunista de Cataluña y el Partido Obrero de Unificación Marxista . Centro y derecha articuló el Frente Catalán de Orden alrededor de la Liga. A Girona, en principio, se formaron tres bloques: el Frente de Izquierdas, el Frente Catalán de Orden y el Frente Popular de Derechas.
Finalmente, el 8 de febrero, el Frente Popular de Derechas (Derecha de Cataluña afiliada a Renovación Española) renunció a presentarse y se integró dentro del Frente Catalán de Orden. La campaña electoral en Girona fue más tensa y agitada que nunca. El Frente de Izquierdas hablaba de la necesidad de reconquistar el espíritu de la República, la del primer bienio. En su propaganda impresa, se podía leer: "Ciudadano! Sueldo republicano? No puede votar las derechas, porque amparan todas las aspiraciones monárquicas. “El Frente Catalán de Orden hizo una campaña muy catastrofista: el antimarxismo y la defensa de la religión eran sus promesas electorales. En la propaganda impresa se ​​podía leer, aludiendo claramente a los hechos de octubre: "Todas las revoluciones terminan igualmente: mientras los culpables se pasean tranquilamente, los anónimos luchadores de buena fe van a parar a los presidios."
El resultado de las elecciones en la ciudad de Girona, como el resto del Estado, fue muy ajustado: el 50,9 % de votos fueron favorables al Frente de Izquierdas y el 49,1%, favorable al Frente de Derechas. El Frente de Izquierdas alcanzó cinco diputados por mayorías (Miquel Santaló, José Mascort, Martí Esteve, Joan Casanellas y Josep Puig) y el Frente Catalán de Orden logran dos por minorías (Juan Estelrich y Carles Badia). Con el triunfo electoral del Frente de Izquierdas se recuperó la República del primer bienio, autonomista y reformista.
Las fuerzas políticas de izquierdas cumplir sus compromisos electorales. En Girona también se recuperó la normalidad democrática con la liberación de los presos y la reintegración de ERC a la minoría del Ayuntamiento. Los diferentes partidos de izquierda y los sindicatos recuperaron sus locales y normalizaron sus actividades habituales.

Posteriormente, el 26 de abril de 1936, tuvieron lugar las elecciones para designar los compromisarios que debían elegir el presidente de la República. Los resultados fueron abrumadores a favor del Frente de Izquierdas que obtuvo el 78,2% de los votos y cinco compromisarios. El Frente de Derechas en vano alcanzar un reducido 21,7% y dos compromisarios. Con estas elecciones se cerró el ciclo electoral de la Segunda República. La derecha más reaccionaria no daría otra oportunidad democrática al resto de fuerzas políticas. Esta derecha estaba a punto de utilizar su arma preferida para evitar cualquier tipo de progreso: el ejército. El 18 de julio estaba muy cerca...

De la proclamación en las elecciones legislativas de noviembre de 1933

El cambio de régimen se realizó muy rápidamente y sin ningún tipo de resistencia por parte del anterior aparato monárquico. El Gobierno Provisional de la República, amparando su legitimidad en la voluntad popular y en el desistimiento de funciones por parte del gobierno monárquico, designó Alcalá Zamora como presidente de la República y nombró los ministros del nuevo gobierno. Se establecía la libertad de religión, se reconocía la libertad sindical y política y se reconocía el derecho a la propiedad privada, pero indicaba que el derecho agrario había de responder a la función social de la tierra. El conjunto de actuaciones señalaba las grandes líneas del reformismo republicano y las preocupaciones sociales de la izquierda burguesa y socialista.
Destacan los decretos agrarios que buscaban una mejora inmediata de las condiciones laborales de los campesinos y que servían para preparar la reforma agraria prometida. A Instrucción Pública adoptaron medidas para reforzar el control del Estado en el terreno educativo, hasta entonces dominado por la Iglesia. Azaña, ministro de la guerra, inició el plan de modernización de las fuerzas armadas. Abordó también la forma del Estado, planteada por los republicanos catalanes- que acabarían aceptando un autogobierno limitado en espera de lo que determinara la futura Constitución - desde el mismo 14 de abril. Pero las elecciones de noviembre de 1933 supusieron el comienzo de un período político caracterizado por el dominio conservador y por la revisión de gran parte de la tarea reformista del primer bienio.
Para la izquierda esta nueva situación política tenía connotaciones claramente reaccionarias. En esta primera etapa republicana, los electores ser llamados cinco veces a las urnas: dos veces para elegir diputados en las Cortes de Madrid, una por el referéndum del Estatuto, una por el Parlamento de Cataluña y otra para renovar el Ayuntamiento. Los únicos partidos gerundenses que presentarse a todas las convocatorias fueron ERC, la Liga Regionalista y el BOC.
Las elecciones para las Cortes de Madrid- constituyentes de 28 de junio de 1931 y legislativas de 19 de noviembre de 1933 - las ganó ERC que obtuvo, en ambas ocasiones, los cinco diputados por mayorías. La Liga obtuvo, también en ambas ocasiones, los dos diputados por minorías. El referéndum para la aprobación del Estatuto de Cataluña -El de Nuria, que posteriormente sería sustancialmente recortado por las Cortes republicanas - se realizó el día 2 de agosto de 1931. Todos los partidos y las instituciones ciudadanas pidieron el voto afirmativo, excepto el BOC y la derecha reaccionaria.
La votación a favor fue rotunda: 96,7% de votos favorables y 3,3% de negativos. Participó el 67,3 % del censo electoral. Las elecciones al primer Parlamento de Cataluña, el 20 de noviembre de 1932, las ganó ERC (once diputados); en segundo lugar quedó la Liga (tres diputados). El 14 de enero de 1934 se celebraron elecciones municipales para renovar los ayuntamientos. Estas elecciones ser las más conflictivas y disputadas de todo el periodo a la ciudad de Girona. Tras las oportunas reclamaciones, el Tribunal de lo Contencioso y Administrativo dictaminaron a favor de la Liga que, así, ganó estas elecciones a ERC por un pequeño margen de 47 votos.
Los hombres que dirigieron el primer Ayuntamiento republicano emprendieron una obra que iba destinada a paliar los graves déficits que había ido acumulando la ciudad en los últimos años. Llevaron a cabo una obra notable en enseñanza y cultura, en higiene y sanidad, en obras públicas y en deporte, y racionalizar la hacienda municipal y las tareas burocráticas.

También se dignificó la situación laboral de los empleados municipales, asegurándoles pensiones de jubilación y de viudedad y el desempeño de la jornada laboral de ocho horas, con el descanso semanal, para todos los servicios. El día 28 de abril el gobierno de la Generalitat decretó el nombramiento de los comisarios que, como delegados del gobierno provisional de la Generalitat, tendrían a su cargo la ejecución los servicios que habían sido encomendados a las desaparecidas diputaciones provinciales. Quince días de gobierno republicano y siete días de gobierno catalán habían bastado para liquidar las diputaciones provinciales. La sustitución de la Diputación por la Comisaría delegada abría las puertas a una esperanzadora descentralización administrativa que se iniciaba con una buena dosis de energía política, pragmatismo y austeridad que pretendía conseguir la eficacia del servicio público. Pero cuando los comisarios delegados hacen balance de la labor realizada denotan un desencanto que va en aumento. La materialización de la autonomía no daba los resultados previstos al inicio del cambio político. Las competencias de la Comisaría Delegada seguían siendo las mismas que las de la antigua Diputación. El presupuesto no era suficiente para realizar la obra deseada. También se vislumbraba con inquietud el control creciente que se estaba ejerciendo desde Barcelona, hasta el punto de no conocer exactamente el estado de las finanzas del organismo en Girona. A pesar de estas apreciaciones se puede afirmar que la tarea realizada fue más positiva que la efectuada por la antigua Diputación en los últimos años.

La Girona Republicana

La ciudad de Girona, según el censo de población de 1930, tenía 21.845 habitantes, 10.248 hombres y 11.597 mujeres. El 1936 ciudad llegaba a los 23.871 habitantes. En 1931 el número de electores era de 4.218. En 1936 el número de electores había aumentado hasta 12.655. El censo electoral se triplicó el cambio de la ley electoral (1933), que supuso la incorporación de la mujer y la disminución de la edad electoral (de 25 a 23 años), y la afluencia de inmigrantes.
El sistema de partidos en la ciudad estaba formado por diecisiete formaciones políticas, de los cuales ocho de obediencia catalana y nueve de ámbito español. Los partidos catalanes eran la Liga Regionalista ( Liga Catalana a partir de 1933 ) , Unión Democrática de Cataluña , Izquierda Republicana de Cataluña , Juventud Republicana de Cataluña, Unión Socialista de Cataluña , Partido Catalanista Republicano ( más conocido por Acción Catalana Republicana , producto de la fusión de Acción Catalana y Acción Republicana ) , Estado Catalán y Bloque Obrero y Campesino . Los partidos de obediencia española eran la Falange Española, la Derecha de Cataluña ( o Renovación Española ) , Acción Popular Catalana (dentro de la CEDA de Gil Robles ) , el Partido Carlista (o Comunión Tradicionalista o Juventud Tradicionalista de Girona) , el Partido Republicano de Izquierdas ( sucursal de Izquierda Republicana ) , el Partido Republicano Radical Socialista , la Agrupación Socialista del PSOE , el Partido Comunista de Cataluña y el Partido Sindicalista Español.
El movimiento obrero gerundense tuvo una personalidad propia y unas características especiales producto del contexto social de la época. Girona, tradicionalmente tildada de conservadora, fue dominada políticamente por ERC. Este partido gozaba de la confianza electoral de las clases medianas y del obrerismo. En Girona había un sindicato hegemónico - la Federación Local de Sindicatos - , el resto de sindicatos eran casi testimoniales. La Federación Local de Sindicatos, nacida en 1932 tras su expulsión de la CNT, estaba organizada en diferentes secciones y tenía entre 2.500 y 3.000 afiliados dirigidos, mayoritariamente, por miembros del Bloque Obrero y Campesino. La CNT controlaba el Sindicato Único de Trabajadores de Gerona y apoyo Radio y solamente tenía unos 150 afiliados. La Unión General de Trabajadores disponía de varias secciones sin relación entre ellas y tenía unos 200 afiliados. También existían una serie de pequeños sindicatos independientes o sociedades obreras autónomas: los tipógrafos de la editorial Dalmau, Carles, Pla, SA; los de la imprenta de El Autonomista, los peluqueros, y los barberos, los camareros y los cocineros, etc.
La ciudad destacaba más en el aspecto comercial que no paso en el industrial. Esto hacía que la mayor parte de los trabajadores se encontraran en empresas pequeñas (principalmente tiendas) o talleres de poco personal, donde el propietario era un trabajador más. Esta relación directa con el patrón, en una ciudad pequeña y secularmente conservadora, debilitaba y condicionaba extraordinariamente las posibilidades de reivindicaciones por parte de los asalariados gerundenses. Las empresas más importantes eran la del contratista de obras Montseny y Juher (con más de cien trabajadores) y la Sociedad Anónima Grober (con poco menos de un millar de trabajadores, pero con un 80% de mujeres). El 65% de las empresas tenían de 1 a 5 empleados; el 14% tenían de 6 a 10, el 12%, de 11 a 20; las que tenían más de 20 trabajadores (incluidas la Grober y la del contratista Montseny) sumaban el 9%.
Los precios de los artículos alimenticios básicos experimentaron ligeras fluctuaciones, así los precios de 1930 a 1936 se mantuvieron bastante estables con una ligera tendencia a la baja. De 1931 a 1936 los salarios se fueron recuperando por llegar finalmente a unos niveles similares a los del año 1930.
Así los asalariados gerundenses perdieron poder adquisitivo no paso por el aumento de los precios sino por la disminución de los salarios. Por otra parte, el paro forzoso -aunque no significó un grave problema porque Girona tenía uno de los índices de paro más pequeño de Cataluña (200 parados en 1933) – preocupaba los sindicatos, que acusaban a los políticos locales de no cortarlo. Entre los meses de julio de 1931 y octubre de 1934, las reivindicaciones laborales y políticas de los trabajadores gerundenses se concretaron en una veintena de huelgas (generales, parciales y sectoriales). Las huelgas por reivindicaciones laborales solían ser favorables a los trabajadores. Los gobernadores civiles y el comisario de Orden Público arbitrar los conflictos entre los trabajadores y la patronal. Actuaban con actitud paternalista y recordaban a los sindicatos que había que tener paciencia y evitar precipitaciones que podían llevar a la joven República a un fatal destino.
La nueva situación del país posibilitó el relanzamiento de la prensa política después de los años de silencio impuestos por la represión y censura de la dictadura. La prensa gerundense experimentó un crecimiento espectacular, se publicaron más de una cincuentena de periódicos, treinta y dos de los cuales nacían en esa época. De todos modos, la extraordinaria proliferación de la prensa escrita no debe hacer perder de vista que la mayoría de estas publicaciones eran muy efímeras y que los puntos de referencia fundamentales de esta época fueron el Diario de Girona, El Autonomista y El Norte, que fueron los únicos que aparecieron durante toda la época. El primero de ellos era el portavoz oficioso del catalanismo burgués, de la Liga Regionalista, el segundo recogía el sentimiento republicanista catalán, especialmente el de ERC; y el tercero era el diario católico y monárquico por excelencia, defensor de la causa carlista pero que apoyaba cualquier iniciativa conservadora y de derechas. El resto de publicaciones periódicas fueron, como hemos dicho anteriormente, bastante efímeras, probablemente por su poca capacidad económica.
Todo ello, esta prensa daba a la ciudadanía una extraordinaria posibilidad de contrastar informaciones y opiniones. Girona no ha tenido nunca más una prensa tan plural. La vida cultural gerundense, que ha sido siempre muy irregular, arrancaba a principios de siglo con una gran profusión de revistas culturales que disminuyeron en tiempos de la dictadura. Con la proclamación de la República parecía que se producía un marco idóneo para reiniciar la experiencia anterior.
Pero no fue así, los movimientos modernistas y novecentistas habían quedado atrás. Lo que se produciría en Girona sería, básicamente, una gran expansión de la prensa política y, en menor medida, de la prensa satírica. Entre los colaboradores de las revistas culturales encontramos, entre otros, Prudencio Bertrana, Josep M. Corredor, Casiano Costal, Miquel de Palol, Pere de Palol, Santiago Sobrequés, Tomás Sobrequés, Jaume Vicens Vives y Artur Vinardell. El exponente máximo de la cultura de esta época en la ciudad de Girona es Carles Rahola, su obra y su trágica desaparición la han convertido en el símbolo y referente cultural de la época. Rahola - ensayista, historiador, periodista y republicano convencido - publicó veintinueve nueve obras importantes, trece de ellas entre 1931 y 1938. Es el autor más prolífico de la época republicana en Girona.
Las nuevas libertades democráticas impulsaron una parte de la intelectualidad gerundense hacia los terrenos de la política. Un buen ejemplo lo encontramos en el profesor Miquel Santaló. De su cátedra en la Escuela Normal del Magisterio pasó a la alcaldía de la ciudad, primero, ya las cortes de Madrid, después. Formó parte del primer gobierno de Lerroux (1933) como ministro de comunicaciones y fue, también, primero consejero de la Generalidad (1933-1934). Junto con Casiano Costal, fue llamado por el gobierno de la Generalitat para organizar la Escuela Normal de la Generalitat. El mundo de la enseñanza tuvo un papel destacado en las tareas de catalanización y de educación para lograr una sociedad civil tolerante y democrática. Mosén Ignasi E. Jordán impartió clases de catalán en la Normal, en el ateneo y la Biblioteca Popular.
Los maestros públicos colaboraron entusiastamente en la reforma escolar desde las páginas de su portavoz, el Magisterio Gerundense (catalanizado a partir de 1934). Las instituciones privadas también organizaron actos públicos, conferencias, conciertos y exposiciones. En este aspecto hay que destacar el Ateneu de Girona -dirigido por Carles Rahola -, el Centro Radical Autonomista , el Ateneo Social Democrático , la Asociación de Prensa , la Juventud Republicana de Girona , la Federación de Jóvenes Cristianos de Cataluña y el Centro de Unión Republicana .

En resumen, aunque no hubiera un movimiento cultural común- como en el caso del Modernismo y Novecentismo - , sí que hubo una actividad cultural muy importante dirigida especialmente - y desde opciones políticas diversas -en la catalanización y democratización del país.