A pesar de que la restricción del poder del gobierno es la particularidad que define las ideas políticas liberales desde los tiempos de Locke, no siempre los filósofos políticos de la corriente liberal se han interesado en indagar cómo el armazón político- institucional logran ser viables ante la naturaleza del ser humano. (DAHL, 1956)

            Los constitucionalistas de Estados Unidos James Madison y Alexander Hamilton, en su compilación de ensayos titulada “El Federalista”, a pesar de que se basaban en definiciones convencionales referentes a la manera en que funcionan algunos regímenes políticos, y en específico en analizar el sistema político británico según Montesquieu, fueron pioneros en como la división de poderes logra ponerse en práctica y sostenerse sin importar los cambios en los asuntos políticos. (HAMILTON 1978)

            La  discusión respecto a la división de poderes es posiblemente el aporte más importante de Madison y Hamilton a las definiciones políticas modernas. No obstante el presupuesto de que el estado necesita encontrarse dividido en distintas funciones con el objetivo de conservar la soberanía individual no es obviamente una idea de la autoría de los padres fundacionales de la república estadounidense. El Federalista constituye el lugar original en el que estos planteamientos se articulan de manera compleja a modo de una intención política que podía ser llevada a la práctica: la constitución de los Estados Unidos. (LOCKE, 1960)

            La idea fundamental es separar la práctica del gobierno en distintas funciones, y darle el derecho de controlar estas funciones a «varias instancias». Dicha separación reduce las posibilidades discrecionales de los estados, lo que de manera automática reduce también el peligro de que el gobierno interfiera en la vida de los ciudadanos.

            De este modo, El Federalista establece la “competición interinstitucional” como garantía de la libertad individual, siendo esta proyectada por la percepción pesimista de Madison en relación a la naturaleza humana, El Federalista afirma que “los seres humanos no somos ángeles”, siendo por tanto, desarrollar una “competición interinstitucional” que compitan entre sí por el poder. (HAMILTON, 1978)

            Madison afirma en El Federalista “que cada uno de esos poderes debería retener una motivación política distinta. Así pues, no es cuando los diferentes poderes hacen las mismas cosas, sino cuando comparten la misma voluntad, cuando el principio de división de poderes es socavado.” En este contexto, y dentro de la teoría clásica de la división de poderes,  el poder judicial solo sirve para aplicar e interpretar la ley, siendo solo el apéndice del poder legislativo.

            Esta concepción de la teoría de la división de poderes ha sido modificada por la Corte Constitucional de Colombia, al afirmar en reiteradas ocasiones que a los jueces  le corresponde  la defensa y garantía de los derechos constitucionales dentro del esquema de división de poderes que establece la Constitución Política de 1991. Una clara apreciación de esta tesis se establece en la sentencia T-006∕92 al establecer que lano cuestionabilidad constitucional de las sentencias de las salas de la Corte Suprema de Justicia, aparte de transformar a la Corte de órgano con "poderes limitados" en órgano con "poderes ilimitados", desconoce la estricta sujeción que ella debe a la Constitución como norma de normas.”, otorgando eventuales violaciones debido a que coloca la sentencia en un plano superior a las normas, en este contexto entraría la figura del juez como defensor los derechos constitucionales dentro del esquema de división de poderes que establece la Constitución Política de 1991.

            La Corte Constitucional afirma que “la Constitución define directamente los diferentes derechos, de suerte que su contenido esencial sea en todo caso respetado y quede sustraído al juego de las mayorías políticas, gozando así de la inmutabilidad y perdurabilidad propias de la norma constitucional” (CORTE CONSTITUCIONAL, T-006∕92), siendo necesario una jurisprudencia que sea consciente  de un orden justo basado en los derechos y en el estado social de derecho consagrado en la Constitución de 1991.

            Por otra parte, en la sentencia C-543∕92, la Corte Constitucional establece que la tutela “es un medio alternativo, ni menos adicional o complementario para alcanzar el fin propuesto. Tampoco puede afirmarse que sea el último recurso al alcance del actor, ya que su naturaleza, según la Constitución, es la de único medio de protección, precisamente incorporado a la Carta con el fin de llenar los vacíos que pudiera ofrecer el sistema jurídico para otorgar a las personas una plena protección de sus derechos esenciales.”, es decir, otorga al juez la función de garantizar los derechos de los ciudadanos dentro de la división de poderes, estableciendo un cambio de la teoría clásica de la división de los poderes donde los jueces solo son el apéndice del poder legislativo, y tomando la posición de que el judicial es el encargado de salvaguardar los derechos fundamentales y es el protagonista del Estado constitucional, cuestión que se reafirman en la sentencia C-543∕92

            “La Carta Política, al ampliar el espectro de los derechos y garantías y al plasmar los mecanismos para su efectivo respaldo, dotó al orden jurídico de nuevos elementos que están destinados a fortalecer, lejos de debilitar el Estado de Derecho y los valores jurídicos esenciales que lo inspiran” (CORTE CONSTITUCIONAL, C-543∕92)

            La Carta Política establece la autonomía funcional del juez, evitando que las decisiones judiciales “sean el resultado de mandatos o presiones sobre el funcionario que las adopta.” (CORTE CONSTITUCIONAL, C-543∕92)

            Por último, la sentencia T-025∕04 establece que los deberes constitucionales de las autoridades deben actual en función del Estado Social de Derecho, respetando los derechos individuales, siendo el poder judicial el encargado de velar dentro de la división de poderes tal y como lo describe la Corte Constitucional.

 

CONCLUSIONES

Se observa que la teoría clásica de la división de poderes establecida por Alexander Hamilton, John Locke, Jean-Jacques Rousseau y Montesquieu, donde el poder judicial tiene únicamente la función de aplicar y interpretar la ley, siendo solo el apéndice del poder legislativo, ha sido modificada por la Corte Constitucional de Colombia en diferentes sentencias como son la T-006∕92, C-543∕92 y T-025∕04, donde se establece que el juez tiene la función de defender y garantizar los derechos constitucionales dentro del esquema de división de poderes que establece la Constitución Política de 1991.

En el presente proyecto se realizará un plan de exportación entre Colombia y España, la mercancía a exportar serán piezas de artesanía. A continuación se presenta las diferentes actividades y fases necesarias:

En primer lugar, se establece la ruta entre el departamento de origen Cartagena de Indias y el lugar de destino final, es decir Madrid.  Posteriormente, y fundamentado en las características del producto, se selecciona un empaque y embalaje adecuado que minimice incidencias por daño o deterioro, de este modo, se seleccionar un tipo de embalaje de huacal.

En segundo lugar, se seleccionara un medio de transporte que en nuestro caso será marítimo y terrestre, para posteriormente a la autoridad aduanera para determinar el régimen aduanero a aplicar.

En tercer lugar, se acude con el producto a la aduana de partida, en nuestro caso el puerto de Cartagena de Indias, el declarante entrega a la aduana la documentación, entre ellos el peso neto y peso bruto, posteriormente se procede a la inspección de la mercancía para obtener la autorización de embarque, en este punto la mercancía se podría paralizar por una aprehensión emitida por el agente de aduanas como medida cautelar, con la realización de todos los trámites se evita la imposición de multas o sanciones.

Finalizado este proceso  y entregado el conocimiento de embarque del transportador, este llega al puerto de Sevilla a la aduana de destino, donde se desembarca y se transporta de forma terrestre hasta Madrid,

Finalmente recibido la empresa importadora, realiza un cambio de divisas para cancelar el monto del producto comercializado

La auditoria como control a la contabilidad creativa


Los planteamientos modernos sobre la empresa entienden que es una ficción legal que sirve de nexo contractual entre todos los agentes económicos interesados ​​en la marcha del negocio económico que se explota. Desde este punto de vista, la empresa no es más que una ficción jurídica, es decir, un ente creado de manera artificial por el derecho, para dar solución a los problemas que plantea la explotación de una actividad económica por varias personas físicas.[1]

La empresa no sólo aglutina los propietarios legítimos, sino que también incluye otros agentes interesados ​​en su funcionamiento, lo que se puede representar esquemáticamente de la siguiente manera

El vocablo auditoría es sinónimo de examinar, verificar, investigar, consultar, revisar, comprobar y obtener evidencias sobre informaciones, registros, procesos, circuitos, etc. Hoy en día, la palabra auditoría se relaciona con varios procesos de revisión o verificación que, aunque todos tienen en común el hecho de estar de una manera o de otros vinculados a la empresa, se pueden diferenciar en función de la finalidad económica inmediata que tienen. [2]

La visión de la auditoría, como garante la credibilidad de la información  corporativa, asume la responsabilidad del auditor, en especial en tres puntos:

Responsabilidad contractual, en los aspectos de la sociedad civil, penal, etc.

Responsabilidad profesional en el sentido de para hacer su trabajo en el campo normativa y técnica

Responsabilidad social


Ahora que ya se ha realizado un acercamiento al concepto de auditoría como actividad y se ha presentado una clasificación teniendo en cuenta diversos criterios, se pueden enumerar las características de  la auditoría financiera son las siguientes: [3]

Es una actividad profesional que tiene un carácter independiente.

Consiste en analizar, revisar y verificar documentos contables.

Contrasta unos datos respecto de un marco de referencia preestablecido y constituido por los principios y normas contables generalmente aceptados.
Tiene la finalidad de emitir un informe sobre el grado en que la información auditada expresa la imagen fiel de la entidad auditada.

Tiene trascendencia frente a terceros.

No tiene trascendencia ni la clase de entidad auditada (con ánimo de lucro o sin él) ni la forma jurídica de esta entidad.

Contribuye a reforzar la credibilidad de la información financiera.

La opinión del auditor, sin embargo, no constituye un seguro absoluta de fiabilidad, ya que se ha basado en pruebas selectivas.



[1] Estupiñán-Gaitán, Rodrigo Prácticas contables inadecuadas por ciclos transaccionales. Control interno y fraudes con base en los ciclos transaccionales: análisis del informe COSO. Colombia, Ecoe Ediciones (pp. 229- 237). (2002).
 
[2] Cordobés, M. y Molina, H. Algunas reflexiones sobre la contabilidad creativa. Revista Técnica Contable, febrero: 89-110. (2000)
 
[3] Estupiñán-Gaitán, Rodrigo Prácticas contables inadecuadas por ciclos transaccionales. Control interno y fraudes con base en los ciclos transaccionales: análisis del informe COSO. Colombia, Ecoe Ediciones (pp. 229- 237). (2002).

Consecuencias de la contabilidad creativa


Aunque la contabilidad creativa, casi siempre está motivada por objetivos de sello especulativos a corto, también puede estar asociado con largo plazo. Sin embargo, en un sentido general, los empresarios son guiados por medidas a corto plazo, preocupándose más por sus necesidades momentáneas de los rendimientos futuros. Es decir, se ven obligados a buscar soluciones que puedan dar respuestas inmediatas a la necesidad de información dirigida al mantenimiento de la actividad de la compañía en el futuro. [1]

La práctica de la contabilidad creativa puede ocurrir en las siguientes áreas:

Las prácticas basadas en el incumplimiento de los  principios contables: Las  normas de  contabilidad permiten, en algunos casos, modificar  los criterios contables durante todo el período. Por ejemplo, el principio contable de uniformidad establece que uno no debe cambiar los criterios contables de un ejercicio a otro, excepto en los casos donde excepcionalmente se  justifica.

Prácticas basadas en declaraciones incorrectas de las operaciones contables.

Prácticas basadas en clasificaciones de partidas: algunos registros contables implican un considerable contenido subjetivo de las evaluaciones, estudios y predicciones. En algunos casos, como la vida útil estimada de un activo para calcular su depreciación, es normal que estas estimaciones se realizan internamente la empresa, dando pie a la contabilidad creativa.

Prácticas fundamentadas en operaciones vinculadas:


1. Relevancia: la información es relevante cuando es útil para la toma de decisiones, es decir, en las siguientes situaciones:

·       Cuando ayuda a evaluar sucesos pasados, presentes o futuros.

·       Cuando ayuda a confirmar o corregir evaluaciones realizadas anteriormente. En particular, para cumplir este requisito, las cuentas anuales han de mostrar adecuadamente los riesgos a los que se enfrenta la empresa.

 

2. Fiabilidad: la información es fiable cuando no hay errores materiales y es neutral. Es decir, cuando no hay sesgos y los usuarios pueden confiar en que es la imagen fiel de lo que pretende representar. [2]

 

3. Integridad: es una cualidad derivada de la fiabilidad y se logra cuando la información financiera contiene, de forma completa, todos los datos que pueden influir en la toma de decisiones, sin ninguna omisión de importancia significativa.

 

4. Comparabilidad: esta calidad debe extenderse tanto a las cuentas anuales de una empresa en el tiempo como a las cuentas anuales de diversas empresas en el mismo momento y durante el mismo periodo de tiempo. Esto implica lo siguiente:

 
Permitir contrastar la situación y la rentabilidad de las empresas.

Posibilitar un tratamiento similar para las transacciones y otros acontecimientos económicos que se producen en circunstancias similares.

 

 

5. Claridad: implica que, basándose en un conocimiento razonable de las actividades económicas, la contabilidad y las finanzas empresariales, los usuarios de las cuentas anuales, mediante un examen diligente de la información suministrada, puedan formarse opiniones que les faciliten la toma de decisiones. De los requisitos anteriores, desde el punto de vista de la auditoría, nos interesa centrarnos en los de fiabilidad e integridad. Esto se traduce en el hecho de conseguir que la información que elabora el sistema de información contable tenga la "credibilidad social" necesaria para que sea útil a los varios usuarios, lo que exige someterla a la revisión de profesionales independientes que no han participado en su elaboración.[3]


De este modo, la contabilidad creativa puede tener las siguientes consecuencias:

Aumento o reducción de los ingresos.

Aumento o reducción de los gastos.

Aumento o reducción de los activos.

Aumento o reducción del activo líquido.

Aumento o reducción de pasivos.

Reclasificación de activos en pasivos.

Presentación de contabilidad que no corresponde con la realidad de la organización.

Todas las técnicas e instrumentos comentados pueden tener consecuencias negativas en la toma de decisiones por parte de usuarios de la información contable. Por lo tanto hay una necesidad que los usuarios de la contabilidad disponga de información real, y no manipulada por las necesidades a corto plazo de las organizaciones, y que a largo plazo no es viable ocultar.



[1] Mora-Roa, Gustavo; Montes-Salazar, Carlos Alberto; Mejía-Soto, Eutimio. Efectos de la regulación contable internacional. Armenia, Colombia. Universidad del Quindío. (2005).
 
[2] Cordobés, M. y Molina, H. Algunas reflexiones sobre la contabilidad creativa. Revista Técnica Contable, febrero: 89-110. (2000)
 
[3] Cordobés, M. y Molina, H. Algunas reflexiones sobre la contabilidad creativa. Revista Técnica Contable, febrero: 89-110. (2000)
 

Factores que motiva la contabilidad creativa


Las discusiones sobre la contabilidad creativa se han centrado principalmente en el impacto que puede tener sobre las decisiones de los inversores en el mercado de valores. Hay varias razones asociados a los mercados de capital que pueden alentar a las empresas o sus gestores para manipular sus estados financieros. La contabilidad creativa permite reflejar una tendencia, un crecimiento sostenido en los ingresos, ayudar a mantener o sobrevalorar el precio de las acciones, retrasos en la llegada de buenas o malas noticias en el mercado, información oculta sobre el papel o menoscabo de los ejecutivos, etc.[1]

Además de la presión de los inversores, las causas fundamentales de la contabilidad creativa, es la incapacidad de los órganos de control, tanto internos como externos, y la flexibilidad de las normas contables. Los estudios presentados en la literatura contable constan la existencia de prácticas creativas en virtud de la mayor variedad de casos y situaciones, diferenciados principalmente en términos de motivaciones que existen detrás de cada manipulación. Sin embargo, podemos clasificar los factores que estimular la contabilidad creativa en tres grupos principales, en función de los objetivos que persiguen: i) Para influir en los estados de resultados; ii) requisitos contractuales; iii) intereses políticos y sociales.[2]



[1] Estupiñán-Gaitán, Rodrigo Prácticas contables inadecuadas por ciclos transaccionales. Control interno y fraudes con base en los ciclos transaccionales: análisis del informe COSO. Colombia, Ecoe Ediciones (pp. 229- 237). (2002).
 
[2] Cordobés, M. y Molina, H. Algunas reflexiones sobre la contabilidad creativa. Revista Técnica Contable, febrero: 89-110. (2000)
 

Introducción a la contabilidad creativa


Definir el significado de la contabilidad creativa es al menos muy complicado. En primer lugar, por la actualidad, a pesar de esto no es nada nuevo en el libro de actividades y segundo, la complejidad de lograr un consenso sobre el significado de la palabra creativa en sus diversas acepciones.

Contabilidad creativa es la manipulación de los datos contenidos en las declaraciones tomando ventaja de las omisiones y ambigüedades legales financieros que figuran en la forma de interpretación de las leyes.

Según Monterrey "La contabilidad creativa es esencialmente un proceso de uso de las normas de contabilidad, que es que se turnen para la legislación para buscar una salida basada en la flexibilidad y las omisiones en los actuales dentro de ellos para que los estados financieros busca algo diferente a lo que fue establecido en dichas normas.[1]

De acuerdo con Guevara "es la ciencia que estudia y practica, los controles e interpreta los acontecimientos en el capital de las entidades por el registro, la manifestación, exposición y la revelación de estos hechos, a fin de proporcionar información sobre la composición del patrimonio, sus variaciones y el resultado económico derivado de la gestión de la riqueza"[2]

El problema que se plantea es que el sistema de información contable no es neutral respecto de sus usuarios, lo que implica que la información contable se puede manipular para favorecer determinados intereses en detrimento de otros. Esto, fundamentalmente, pasa por dos circunstancias:

Para que los directivos de las empresas se encarguen de elaborar esta información y el resultado que se obtiene les interesa. Para que las normas contables, que se concretan en los principios de contabilidad generalmente aceptados) y en las normas de registro y valoración, permiten un grado de flexibilidad importante a la hora de interpretarlas y aplicarlas. Esto hace que las empresas puedan utilizar esta flexibilidad en su interés y, así, perjudicar al resto de agentes económicos cuyos intereses confluyen en la empresa.

Por tanto, la contabilidad creativa constituye un recurso empleado por las empresas en estrategias contables que, a pesar de ser legales y permitidas por la legislación contable, hace que las cuentas anuales reflejen sus propios intereses. No hay que confundir esta actuación con la contabilidad fraudulenta, que traspasa sin escrúpulos la frontera de la legalidad a fin de cumplir objetivos ilícitos. [3]

En definitiva, la información que proporciona el sistema contable no es un resultado exacto al que se llega después de aplicar una serie de normas, sino que, contrariamente, son los responsables de este sistema de información los que eligen las alternativas que más favorecen los sus intereses.

De forma resumida, la información contable puede no ser neutral para tres motivos:
Porque está contaminada por errores involuntarios, ya sea por la interpretación de la normativa contable o por la cuantificación de los hechos económicos registrados.

Porque deliberadamente se han cometido errores de la misma naturaleza que los anteriores, se han omitido hechos contables que realmente han convertido o se han reflejado de manera dolosa hechos contables inexistentes.

Porque, dentro del grado de flexibilidad que permiten las normas contables, los responsables del sistema de información han seleccionado las alternativas que más se ajustan a sus intereses en detrimento de los intereses de terceros interesados.[4]



[1] Monterrey-Mayoral, Juan Entre la contabilidad creativa y el delito contable. En Revista Internacional Legis de Contabilidad y Auditoría, No. 12, pp. 117-138. (2002).
 
[2] Guevara, I. y Consenza, J. Los auditores independientes y la contabilidad creativa: Estudio empírico comparativo. Revista Compendium, Julio:5-24. (2004)
 
[3] Herreros V, Francisco.¿cómo confiar? Formas de creación de confianza social. Cd. México. Revista Mexicana de Sociología. 2004.
 
[4] Monterrey-Mayoral, Juan Entre la contabilidad creativa y el delito contable. En Revista Internacional Legis de Contabilidad y Auditoría, No. 12, pp. 117-138. (2002).
 

POLÍTICA PÚBLICA DE BIENESTAR Y POLITICA FISCAL (SOSTENIBILIDAD)


Una política pública no puede basarse en supuestos asistemáticos (el sistema es bueno porque los protagonistas que lo integran son buenos): no es razonable esperar que los agentes económicos y sociales autocensura recurrentemente sus intereses propios y acepten pérdidas de bienestar individuales por el bien de los intereses colectivos.

De ahí que la responsabilidad de la protección del interés común se deposita cómodamente en manos de otro, de nuestros representantes. Esta delegación está implícita en las democracias occidentales y termina siendo ejercida por los políticos. Pero he aquí que a la vez que aceptamos la delegación, desconfiamos los ciudadanos de nuestros 'delegados', en su ejecución del día a día, vista la fragilidad en que la democracia electoral sitúa hoy los políticos. Así, el cortoplacismo político (o se ganan las elecciones y se tiene el poder o se desaparece de la contienda) hace que los ciudadanos no puedan esperar siempre de esta delegación la racionalidad colectiva adecuada, siendo la relación de agencia resultante fuerza imperfecta.

Obsérvese que no se trata de dificultar las decisiones en el corto plazo 'per se', sino de limitar las decisiones susceptibles de ser consideradas como tales para una política económica que se pueda entender como discrecional políticamente hablando (delegada), pero nunca arbitraria.

Esto debería llevar a establecer reglas en materia de política económica, capaces de evitar que se pueda perpetuar la acumulación de riquezas; antes lo contrario, forzando sus compensaciones: de desequilibrio exteriores, el ahorro y la inversión, al déficit fiscal, de mercado de trabajo según tipo de trabajadores, a los tratamientos fiscales por tipo de empresa, para tasas de interés bajas e inflación elevada, con interés real negativo como invitación a hacer borbotones y endeudarse..., aprovisionamientos anticíclicos, etc., evitando el arbitraje oportunista resultante de la falta de igualación del 'terreno de juego' para la actividad económica.

Este planteamiento de reglas se podría poner a discusión por parte de plataformas ciudadanas, transversales a los partidos políticos, de cara a buscar, en el velo de la ignorancia los impactos electorales, compromisos, previos a las mismas elecciones, que mejor garantizaran su cumplimiento.

Fuera de estos nuevos marcos, si la sociedad no alcanza la transposición de aquellas reglas ('Instituciones' en terminología de la nueva economía institucional), aunque resultará previsiblemente más complejo ya que el conflicto se trasladará miméticamente desde la política en la gestión pública sin matices: falta de credibilidad de los compromisos, interpretación, a conveniencia, de los contenidos de la delegación, decisiones coyunturales ad hoc, cambios repentinos de actuaciones en fraude de programa, etc. Todo ello hace que
cuestiones complicadas como quizás hoy la irrupción de nuevas prestaciones públicas nuevas coberturas de contingencias, compromisos presupuestarios plurianuales, etc., se resuelvan con mayor neutralidad, es decir, con una menor distancia entre las necesarias variables de política (la económica), y la instrumentación concreta y eficiente de los recursos, de acuerdo con sus efectos probados sobre la mejora del bienestar social.

En este sentido, en el presente proyecto se pretende reflexionar sobre algunas políticas públicas de bienestar, el gasto social y la política fiscal.


DESARROLLO DEL TRABAJO

Es conocido que la estructura básica de los acuerdos inspiradores del estado de bienestar se ha de revisar si éstos han de ser sostenibles. Preservar los fundamentos del Estado de bienestar significa hoy asentar mejor lo  que han sido sus dos grandes aportaciones: la ganancia de eficiencia que supone para la reducción de riesgos individuales, y la corrección de externalidades sociales.

En cuanto al papel del aseguramiento en el bienestar social, hay que distinguir en todo caso los elementos que tienen que ver con la incertidumbre (La posibilidad de quedar sin empleo, en situación de dependencia o enfermo) los que tienen en que ver con la posible 'miopía' del ciudadano derivada, por ejemplo, de no prevé correctamente algunos hechos previsibles. Así, para la jubilación, principalmente, no hay incertidumbre ya que es obligatoria y, por tanto, asegurable individualmente, y además, en sí mismo, mejora casi siempre el bienestar.

El primer aspecto de los mencionados, tiene que ver con la quiebra de mercado, el segundo lo es de tutela pública, como bien preferente, sólo mientras 'políticamente' se desee proteger. La otra fuente de ganancias de eficiencia tiene que ver, como hemos dicho, con la corrección de las externalidades que llevarían contrario a consecuencias como la infra inversión (en educación, investigación y desarrollo,...), y que gracias a la intervención del estado (Venciendo las restricciones de liquidez que de otro modo, por ejemplo la enseñanza, tendría, a cambio del valor esperado del capital humano como colateral), mejora la inversión en educación, ya menudo provoca sinergias para la mejora del capital social de una comunidad.[1]

Vale la pena destacar también que, adicionalmente a los beneficios anteriores, el estado de bienestar impacta en el ámbito redistributivo, tanto la búsqueda de los cambio Intrageneracionales (niveles de renta) como intergeneracionales (de manera implícita o explícita, a lo largo del ciclo vital) que mejor sirven el concepto prevalente de justicia social.

Hoy la demografía ha dejado de ser favorable respecto al acuerdo inicial sobre el que se fundamentaba el estado de bienestar. Un país no puede soportar el gasto social que se genera cuando una franja importantísima de población no trabaja porque 'lo deja' o porque 'no entra' en el mercado laboral (los jóvenes no consiguen empleo). Además, las nuevas generaciones, que son activas y ocupadas,  parece requerir para hacer compatible trabajo y garantías sociales (con impuestos, cotizaciones para pensiones), retrasar la natalidad o reducir el crecimiento vegetativo, lo que termina agravando los problemas de mantenimiento del propio estado de bienestar.

Cabe decir en todo caso que el rebote demográfico de menos niños y escasa conciliación laboral no es en este sentido exógeno en el estado de bienestar. Pero en cualquier caso, ambos problemas aumentan cuando, con la crisis económica, la base fiscal se erosiona y / o la mejora de la productividad no genera una compensación suficiente por la vía de el aumento de los salarios reales. La internacionalización económica dificulta además los aumentos de presión fiscal sobre bases nacionales estrictas, lo que limita la capacidad de mantener el pari passu de los aumentos del gasto total con el aumento de la financiación pública de este gasto. Adicionalmente, un incremento de la presión redistributiva puede tener un efecto llamada migratoria. Nótese también que, en el contexto actual, la fiscalidad ha ido avanzando por el camino de la capacidad recaudatoria, sacrificando si ha habido otros criterios de justicia fiscal (rentas del capital respecto de las del trabajo, imposición indirecta versus la directa; tratamiento de los fondos de inversión colectiva, rentas de extranjeros, imposición sobre herencias, etc.). Los que creen irremediable esta deriva, apuntan la búsqueda de los objetivos redistributivos por la banda del gasto; pretensión que no resulta sencilla sin romper el universalismo, que en sí mismo es menos redistributivo que la política target oriented o taylor made a las necesidades de los beneficiarios, que necesariamente debe ligarse a la prueba de medios.[2] De ahí que mientras los atributos del universalismo predominen y los valores culturales de la sociedad malinterpreten la incidencia redistributiva que supone la discriminación en las políticas públicas, será necesario no perder de vista los criterios de justicia fiscal que deben inspirar la imposición.

Por otra parte, el peligro radica en situarnos en supuestos de regresividad fiscal por el lado de los ingresos e insuficiente progresividad fiscal por el lado de sus aplicaciones al gasto público. Finalmente, en cuanto a las tecnologías de provisión pública y el coste de sus prestaciones, el estado de bienestar recoge actividades normalmente intensivas en trabajo, de manera que el gasto que se asocia está vinculada a la nombrada enfermedad de Baumol, que fuerza a un coste unitario de provisión superior al crecimiento general de precios. Esto hace que en términos nominales (y no necesariamente reales) el gasto social a cabe suponiendo un peso creciente en su ratio sobre el PIB, aunque dificultando el que debería ser su evaluación en términos reales y no nominales.

El sostenimiento del bienestar intergeneracional

Sería razonable en estas circunstancias establecer reglas intergeneracionales, por ejemplo, vistas las políticas ocupacionales, o las relativas a la edad de jubilación y las pensiones; entre los salarios de los activos, netos de impuestos y cotizaciones, y las pensiones; conjugando las transferencias monetarias con las prestaciones sociales en especie.

Muchas de estas reformas tienen, como ya hemos comentado, dificultad política de implementación ya que afectan intereses creados y / o colectivos con presencia electoral decisiva. De ahí que tenga sentido que algunas políticas, identificables como necesitadas de un pacto de estado, no se determinen en cuanto al contenido, esfuerzo que ha probado imposible a pesar de las buenas palabras, y se remita al pacto de procedimiento. Se trataría de poner en manos de un tercero, agencia, institución o autoridad en la materia, algunas de aquellas cuestiones, cara a emitir recomendación de reforma para hacer sostenibles las políticas, preceptivamente aunque si se quiere no vinculante. Óptimo sería que por esta vía se vincularan mejor las contribuciones de seguro social (con todas las plataformas explícitas por debajo y por encima que se decidan) y los beneficios esperados futuros de este seguro social (no individual, sino comunitaria, no actuarial ajustada al riesgo predecible). Este hecho permitiría, entre otras cosas, cambiar la base fiscal desde la renta familiar a la individual de los miembros de la familia. Otro ejemplo consiste en subsidiar la compra de servicios sustitutivos cercanos a la producción en el hogar (el cuidado de los niños y de la personas mayores en particular), de modo que beneficios sociales (pensiones incluidas) se correspondan mejor con los salarios.[3]

Por otra parte, si como resultado de la política anterior el salario no guardara relación con la productividad a causa, por ejemplo, de la imposición de un salario mínimo, tendría lógica subvencionar a la empresa por este mayor coste salarial.


CONCLUSIONES

La política pública de bienestar, especialmente relación a pensiones, salud, etc. debe establecerse con una clara responsabilidad fiscal, de tal modo que pueda existir una evolución intergeneracional positiva.

Por otra parte, y para el caso de Colombia, se debe reflexionar profundamente sobre el Estado de Bienestar, y la



[1] Holzmann, R; Jorgensen, S. 2000. “Manejo social del riesgo: un nuevo marco conceptual para la protección social y más allá”. Banco Mundial. Documento de trabajo (0006) sobre la protección social.
 
[2] Birkland, Thornas, /ln introduaion to tbepoli~.vprol"eSs:tbeories, concepts, and moclel o/ pub!i(poli~)" making, New York, M.E. Sharpe lnc., 2005.
 
[3] Banco Mundial. 2004. “Colombia: Recent Economic Developments in Infrastructure (Redi. Volume I, Executive Summary”. Unidad de Finanzas,

Las políticas públicas se pueden considerar como un flujo circular en el que se distinguen las siguientes fases: definición del problema, formulación de alternativas, toma de decisiones, implementación y evaluación. El proceso se desencadena con la definición del problema y su entrada en la agenda pública, la cual debe entenderse como la lista de temas sobre los que los poderes públicos deben tomar decisiones. La manera en que se defina el problema, lejos de ser neutral, determina directamente el marco en el que se formularán las alternativas de política pública.

En este contexto es fundamental la formación de la agenda política para establecer las prioridades que debe afrontar la administración pública, con el objetivo de ser más eficiente.

De este modo, en el presente ensayo se analizará brevemente la importancia de la agenda política en la trazabilidad de las actuaciones de la administración pública.


DESARROLLO DEL TRABAJO

La agenda política es un instrumento para establecer asuntos problemáticos en el interés de Estado por solucionar, derivando la importancia de la agenda en la capacidad limitada del Estado por atender y actuar en las necesidades del país, por tanto, la agenda política determinar una prioridad dentro de la administración.

En la agenda se formular alternativas que consisten en analizar el problema e identificar las posibles soluciones, determinar cuáles son las soluciones disponibles y estudiarlas en función de sus pros y contras y de las consecuencias previstas en cada caso, y los escenarios resultantes.

En la toma de decisiones se valoran las diversas alternativas formuladas y se  decide la alternativa (o combinación de alternativas) que se considere más adecuada en función de los criterios significativos dado el contexto. Las técnicas concretas para el análisis de problemas, la formulación de alternativas y la toma de decisiones.  En la fase de implementación se pone en práctica, se realiza, ejecuta la política pública. Por lo tanto, la alternativa seleccionada se traduce en algo operativo. En la última fase del ciclo, la evaluación, analice ni se valoran los resultados y los impactos de la política pública y se extraen conclusiones para mantenerla, ajustarla o finalizarla. Así pues, recomienza el ciclo.

Cada una de las fases de la política pública se ve influida por múltiples actores (red de actores), que pueden ser grupos de interés, medios de comunicación, otras administraciones, etc. Estos actores desempeñan roles diversos en función a su posición respecto al proceso. A la hora de tomar decisiones en política pública, hay que tener en cuenta las diferentes visiones o posturas de la teoría de la decisión en este ámbito.

El modelo sinóptico o racional considera que quien decide debe tener objetivos claros y fijos, alternativas claras y conocidas, información completa, capacidad ilimitada a de procesar la información y ecuanimidad en la toma de decisiones. Así se puede determinar la mejor decisión.

El modelo de la racionalidad limitada parte también de un decisor individual y racional, pero introduce un elemento de limitación: considera que la s condiciones definidas en el modelo racional no se dan en la práctica. Así, lo que se puede determinar es una buena decisión (no necesariamente la mejor). El modelo incrementalista, el llamado salir del paso según la traducción del inglés muddling through, pone de relieve el hecho de que los decisores públicos tienen muy poco control sobre la realidad externa y, por tanto, de hecho tienen muy poca capacidad de decisión a nivel individual. Así, lo que se puede determinar es una decisión compartida o acordada (no necesariamente buena, ni la mejor).

El modelo papelera, del inglés garbage can, implica incorporar al análisis de la toma de decisiones la casualidad o el azar. La decisión es fruto de una coincidencia casi casual entre problemas que buscan soluciones y soluciones que buscan problemas. como quien rebusca en una papelera y extrae elementos, de acuerdo con la metáfora. Así, las decisiones se dan, aparecen, fruto de la situación, los problemas y de las soluciones presentes en un momento determinado, sin una racionalidad en sentido estricto.

En este sentido, la formación de la agenda política es cambiante en función de la administración y su estructura. Cohen y March establece el modelo del “bote de basura”[1], por el cual hay cuatro factores para la toma de decisiones, las personas, problemas, soluciones y oportunidades de elección. A continuación se revisan cada uno de los grupos propuestos por Cohen y March.


Personas

Teóricamente la agendas políticas se conforman de acuerdo al conceso social y las necesidades demandas por el colectivo, la realidad es diferente, entrando a jugar factores como el oportunismo político y los diferentes grupos que demanden una actividad en la agenda política, de esta forma, cuando existan grupos de poder serán escuchados por la administración de una forma más activa y comprometida que ante grupos sin poder.


Problemas en la agenda

Normalmente la agenda se crea por los subsistemas del país, generando limitaciones en la toda de soluciones como consecuencia del control sobre el sistema, es decir, resulta complejo  solucionar las problemáticas por ejemplo de gobierno y departamentos que en ocasiones son contrapuestas. En este sentido, Gusfield afirma que “el carácter del problema de un fenómeno suele ser el que ocasiona conflictos entre las partes interesadas que lucha por definir un asunto que se considera objeto de la acción política”[2]


Soluciones

Este apartado es el más relevantes, pues verdaderamente es el objetivo último de la agenda política, es decir, establecer posibles soluciones al problema identificado. Este punto suele ser el más complejo, debido a que suelen existir diferentes criterios e intereses dentro de una agenda política, independientemente de la administración a la que se haga referencia.

No obstante, las soluciones deben ser viables desde los puntos de vista financieros, tecnológicos, temporales y de recurso humano.


Oportunidades de elección

Están supeditadas al contexto político, por ejemplo, en época de elecciones se suele acelerar la agenda política, para posteriormente volver a plazos más largos.  Las oportunidades de elección están limitadas por las decisiones anteriores, de esta forma, puede que un problema entre en la agenda política pero no llegue a concretarse absolutamente nada, por falta de tiempo o recursos que ya fueron destinados a otros problemas agendados.


CONCLUSIONES

La formación de la agenda política es un instrumento fundamental para mejorar la eficiencia de las actuaciones de la administración pública, y que esta pueda mejorar sus procesos administrativos y optimizar el factor recurso y tiempo para dar solución a los problemas planteados.

De igual forma, se evidencia la necesidad de crear una metodología para la formación de las agendas políticas respondiendo a problemas de interés general, y no aquellos de interés para un grupo de personas o empresa con poder frente a la administración.



[1] Cohen, Michael and James March. Leadership and Ambiguity, New York. McGraws – Hills. (1974)
 
[2] GUSFIELD, Joseph, The cultura of public problems, Chicago. University of Chicago Press. (1981)