Las políticas públicas se pueden considerar como un flujo circular en el que se distinguen las siguientes fases: definición del problema, formulación de alternativas, toma de decisiones, implementación y evaluación. El proceso se desencadena con la definición del problema y su entrada en la agenda pública, la cual debe entenderse como la lista de temas sobre los que los poderes públicos deben tomar decisiones. La manera en que se defina el problema, lejos de ser neutral, determina directamente el marco en el que se formularán las alternativas de política pública.

En este contexto es fundamental la formación de la agenda política para establecer las prioridades que debe afrontar la administración pública, con el objetivo de ser más eficiente.

De este modo, en el presente ensayo se analizará brevemente la importancia de la agenda política en la trazabilidad de las actuaciones de la administración pública.


DESARROLLO DEL TRABAJO

La agenda política es un instrumento para establecer asuntos problemáticos en el interés de Estado por solucionar, derivando la importancia de la agenda en la capacidad limitada del Estado por atender y actuar en las necesidades del país, por tanto, la agenda política determinar una prioridad dentro de la administración.

En la agenda se formular alternativas que consisten en analizar el problema e identificar las posibles soluciones, determinar cuáles son las soluciones disponibles y estudiarlas en función de sus pros y contras y de las consecuencias previstas en cada caso, y los escenarios resultantes.

En la toma de decisiones se valoran las diversas alternativas formuladas y se  decide la alternativa (o combinación de alternativas) que se considere más adecuada en función de los criterios significativos dado el contexto. Las técnicas concretas para el análisis de problemas, la formulación de alternativas y la toma de decisiones.  En la fase de implementación se pone en práctica, se realiza, ejecuta la política pública. Por lo tanto, la alternativa seleccionada se traduce en algo operativo. En la última fase del ciclo, la evaluación, analice ni se valoran los resultados y los impactos de la política pública y se extraen conclusiones para mantenerla, ajustarla o finalizarla. Así pues, recomienza el ciclo.

Cada una de las fases de la política pública se ve influida por múltiples actores (red de actores), que pueden ser grupos de interés, medios de comunicación, otras administraciones, etc. Estos actores desempeñan roles diversos en función a su posición respecto al proceso. A la hora de tomar decisiones en política pública, hay que tener en cuenta las diferentes visiones o posturas de la teoría de la decisión en este ámbito.

El modelo sinóptico o racional considera que quien decide debe tener objetivos claros y fijos, alternativas claras y conocidas, información completa, capacidad ilimitada a de procesar la información y ecuanimidad en la toma de decisiones. Así se puede determinar la mejor decisión.

El modelo de la racionalidad limitada parte también de un decisor individual y racional, pero introduce un elemento de limitación: considera que la s condiciones definidas en el modelo racional no se dan en la práctica. Así, lo que se puede determinar es una buena decisión (no necesariamente la mejor). El modelo incrementalista, el llamado salir del paso según la traducción del inglés muddling through, pone de relieve el hecho de que los decisores públicos tienen muy poco control sobre la realidad externa y, por tanto, de hecho tienen muy poca capacidad de decisión a nivel individual. Así, lo que se puede determinar es una decisión compartida o acordada (no necesariamente buena, ni la mejor).

El modelo papelera, del inglés garbage can, implica incorporar al análisis de la toma de decisiones la casualidad o el azar. La decisión es fruto de una coincidencia casi casual entre problemas que buscan soluciones y soluciones que buscan problemas. como quien rebusca en una papelera y extrae elementos, de acuerdo con la metáfora. Así, las decisiones se dan, aparecen, fruto de la situación, los problemas y de las soluciones presentes en un momento determinado, sin una racionalidad en sentido estricto.

En este sentido, la formación de la agenda política es cambiante en función de la administración y su estructura. Cohen y March establece el modelo del “bote de basura”[1], por el cual hay cuatro factores para la toma de decisiones, las personas, problemas, soluciones y oportunidades de elección. A continuación se revisan cada uno de los grupos propuestos por Cohen y March.


Personas

Teóricamente la agendas políticas se conforman de acuerdo al conceso social y las necesidades demandas por el colectivo, la realidad es diferente, entrando a jugar factores como el oportunismo político y los diferentes grupos que demanden una actividad en la agenda política, de esta forma, cuando existan grupos de poder serán escuchados por la administración de una forma más activa y comprometida que ante grupos sin poder.


Problemas en la agenda

Normalmente la agenda se crea por los subsistemas del país, generando limitaciones en la toda de soluciones como consecuencia del control sobre el sistema, es decir, resulta complejo  solucionar las problemáticas por ejemplo de gobierno y departamentos que en ocasiones son contrapuestas. En este sentido, Gusfield afirma que “el carácter del problema de un fenómeno suele ser el que ocasiona conflictos entre las partes interesadas que lucha por definir un asunto que se considera objeto de la acción política”[2]


Soluciones

Este apartado es el más relevantes, pues verdaderamente es el objetivo último de la agenda política, es decir, establecer posibles soluciones al problema identificado. Este punto suele ser el más complejo, debido a que suelen existir diferentes criterios e intereses dentro de una agenda política, independientemente de la administración a la que se haga referencia.

No obstante, las soluciones deben ser viables desde los puntos de vista financieros, tecnológicos, temporales y de recurso humano.


Oportunidades de elección

Están supeditadas al contexto político, por ejemplo, en época de elecciones se suele acelerar la agenda política, para posteriormente volver a plazos más largos.  Las oportunidades de elección están limitadas por las decisiones anteriores, de esta forma, puede que un problema entre en la agenda política pero no llegue a concretarse absolutamente nada, por falta de tiempo o recursos que ya fueron destinados a otros problemas agendados.


CONCLUSIONES

La formación de la agenda política es un instrumento fundamental para mejorar la eficiencia de las actuaciones de la administración pública, y que esta pueda mejorar sus procesos administrativos y optimizar el factor recurso y tiempo para dar solución a los problemas planteados.

De igual forma, se evidencia la necesidad de crear una metodología para la formación de las agendas políticas respondiendo a problemas de interés general, y no aquellos de interés para un grupo de personas o empresa con poder frente a la administración.



[1] Cohen, Michael and James March. Leadership and Ambiguity, New York. McGraws – Hills. (1974)
 
[2] GUSFIELD, Joseph, The cultura of public problems, Chicago. University of Chicago Press. (1981)
 

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