La sociedad es un factor que influye directamente en la socialización, entendiendo por este el proceso que experimentan los individuos en una sociedad o cultura, aprendiendo a respetar normas, valores, costumbres y que por tanto, lo capacitan para la interacción social y la concepción que tiene de su universo.

En este sentido, desde que el niño nace comienza a interactuar con la sociedad, a través de sus padres, colegio, amigos, televisión, entre otros, esta interacción se conoce como socialización primaria. Esta es la primera etapa y la más importante, donde el niño se convierte en un miembro de la sociedad, interiorizando las normas, costumbres, valores. El niño asimila su mundo, su forma de pensar e interactuar con sus semejantes, la concepción del bien y del mal.

Durante este proceso el niño experimenta circunstancias emotivas y una dependencia a estas emociones y a sus significantes, el niño empieza a socializarse.  Se imponen las definiciones del individuo, que le son presentadas como una realidad objetiva. Por tanto, al niño le es mostrado el mundo, sus características, y en cierta medida lo que tiene y no tiene que hacer.

En este sentido, se ha de poner como ejemplo la identidad, el niño desde pequeña edad  aprende que él es lo que los semejantes lo llaman, es decir, con su nombre adquiere una existencia, una ubicación social determinada y única. Como se observa el niño no elige su imagen, alguien externo se la otorga, y el niño la asimila, acepta y valora.

En la socialización del menor no aparece ningún problema de identificación con este, ya que el sujeto no interviene en ella, sino que le es dada por el mundo exterior.

De esta forma se produce la internalización, por la cual el niño se identifica y acepta los roles, actitudes y significantes que le ha dado su entorno social, con esta identificación el niño es capaz de identificarse a si mismo.

De lo anterior, surgiría la siguientes pregunta ¿El individuo llegar a ser lo que la sociedad  le impone?

La respuesta a mi parecer seria rotundamente afirmativa, la identidad, roles y significantes se definen de forma objetiva y por tanto, aunque el individuo pueda tener una apreciación subjetiva de su entorno, esta apreciación está determinada por la internalización ya asimilada. Planteándose la siguiente pregunta, ¿su apreciación es subjetiva u objetiva? De lo anterior se deduce que sería objetiva, y estaría marcada por su realidad, su contexto, por la personas e instituciones que se han interrelacionado con la persona desde la niñez y que le han dado una identidad y una aceptación en la sociedad.

El individuo adquiere una formación basado en el YO social, teniendo como estimulo y premio ser miembro de la sociedad, un ejemplo efectivo de esta socialización, sería el lenguaje, este es impuesto al individuo por la sociedad para poder interrelacionarse con sus semejantes, siendo un instrumento de pensamiento, de rol que determina su forma de pensar.

Como se observa el ser humano en su proceso natural de desarrollo se interrelaciona con su ambientes y realidad social y cultural del momento histórico, y es aquí, de forma específica donde el individuo se moldea por la formación sociocultural.

No obstante, también se aprecia, que la concepción y análisis del YO individual, desde el punto de vista del ser subjetivo, influyen en la realidad objetiva, en los roles y características culturales de la sociedad, modificándola y adaptándola de forma paulatina a las nuevas realidades del momento.

 

Por tanto, la realidad objetiva y subjetiva  del individuo se interrelacionan en su ser, la primera actuaria constituyendo unos parámetros de rol para el individuo, dándole una identidad, comportamientos y forma de concebir la realidad de forma más o menos predeterminada

La segunda, como la capacidad de elección y de libertad de concebir el mundo que tiene todo ser humano, que a su vez, y como se ha comentado anteriormente, paulatinamente modifica la realidad de la sociedad en la cual coexiste.

Por tanto, esta ultima concepción se presenta como vital para la evolución de la sociedad y del propio YO, ya que de no existir, la sociedad y el YO quedarían inmóviles a lo largo de la historia del hombre.

De todo este análisis se deduce que si bien el individuo llega a ser lo que la sociedad le impone, este, es capaz en conjunto con sus semejantes de cambiar la sociedad, conservando por tanto el ser humano su libertad.

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