Hallazgos de riesgos psicosociales en instituciones educativas


Pérez, (2009), afirma el sector educativo es uno de los ámbitos profesionales donde más se presentan riesgos laborales, sobretodo de orden psicosocial y donde menos conciencia existe sobre los riesgos profesionales ya que la mayoría de los docentes ignoran las políticas que velan por la integridad de los trabajadores.

Aunque hacen falta estudios sobre el tema, Pérez (2009), señala que las estadísticas demuestran que casi el 75 % de los docentes en España es víctima de  acoso psicológico y el 15% víctima de acoso físico en sus puestos de trabajo.

Está visto que la labor del docente no solo se limita a la transmisión de conocimientos sino que abarca muchas otras tareas que van desde el diseño estratégico de los planteles educativos, hasta la atención a padres de familia, lo que representa una gran carga laboral para los docentes y los hace vulnerables a las enfermedades de origen psicológico, (Pando, et al, 2007).

El burnout ha sido asociado con el ejercicio docente en varias investigaciones realizadas como Euroteach, un proyecto de investigación sobre trabajo y salud en profesores. Dicha investigación demostró que algunas de las fuentes del malestar de los docentes son la desmotivación de sus alumnos, la falta de material de apoyo para el desarrollo de sus cátedras, el control de la disciplina en el aula, la falta de reconocimiento social por su labor, entre otros factores que circundan el contexto de la educación, Salanova, et al (2005).

Coherentemente con estos resultados, otra investigación, realizada en las islas Baleares de España, arrojó que el desconocimiento social del ejercicio docente y la desmotivación de los alumnos, son algunas de las causas fundamentales del estrés y además del burnout en profesionales de esta área. Adicionalmente se encontró que existen otros factores que inciden tales como el número elevado de alumnos por aula de clase, la falta de tiempo para la preparación de sus múltiples actividades, la despreocupación de los padres de familia por los asuntos de sus hijos, la hostilidad e indisciplina de los alumnos, (Vázquez, et al, 1994).

Bajo esta perspectiva, es importante señalar que el burnout en profesores podría ser considerado como una problemática de orden social dado que el síndrome produce un desgaste  profesional, conlleva al deterioro de la calidad de la labor docente y repercute indudablemente en la calidad de la enseñanza, (Aranda, 2004).

           En la búsqueda de modelos explicativos de la problemática docente, se halló el modelo “control – demanda y apoyo social” o modelo Karasek (1990), que al parecer es el que cuenta con mayor apoyo científico en la actualidad, (Rodrigo y Quiñonez, 2007). Este modelo contempla una relación inversamente proporcional entre nivel de demanda laboral y control sobre el propio trabajo y niveles de malestar y satisfacción laboral así: a mayor demanda y menor control, mayor malestar y menor satisfacción, (Karasek y Theorell, 1990). Posteriormente se involucró el apoyo social que actuaría como modulador de las relaciones demanda – control sobre malestar – bienestar y así paulatinamente se fueron incorporando otras variables al modelo como gestión del tiempo pero se le ha criticado dejar de lado variables individuales, las cuales son determinantes en cualquier situación del ser humano. Por esto, se ha comenzado a ahondar en variables de este tipo como estrategias de afrontamiento, (docentes con estrategias de carácter evitativo, son más vulnerables a presentar burnout), (Ponce, 2002) y auto eficacia percibida la cual representa una relación inversa con el malestar docente, (Bermejo y Prieto, 2005).

        Adicionalmente se ha encontrado cierta incidencia de algunas variables sociodemográficas sobre el malestar docente. Se ha concluido que las mujeres son más vulnerables al agotamiento emocional con respecto al género opuesto, el cual tiene mayor tendencia hacia la despersonalización la cual, a pesar de ser dañina para el desempeño de la docencia, resulta también ser un factor protector ante la frustración en el trabajo según Maslach, (2003) y Kristensen, et al, (2005).

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