Cuando el estrés se presenta de manera continua, se
desencadena un síndrome denominado burnout, cuya traducción al español es estar
quemado. Este es un estado de agotamiento, desmotivación del individuo, y despersonalización a nivel físico, emocional y mental, (Gil
Monte, 2002).
Es un concepto que surgió en los años 70’s para describir
un síndrome de carácter psicológico que se presenta en trabajadores de áreas
que prestan servicios y mantienen un contacto directo y permanente con otras
personas, principalmente si se trata de profesionales como médicos, enfermeras
y profesores. (Freudenberger, 1974;
Maslach C, Jackson S, 1997).
Según Freudenberger, (1974), los síntomas del burnout son agotamiento, entendido este como la
sensación de ya no ser capaz de ofrecer más de sí mismo a nivel emocional, suspicacia/escepticismo
entendida como una actitud distante hacia el trabajo, hacia las personas a las
que se está ofreciendo el servicio y también hacia los compañeros de trabajo[ e ineficacia que es descrita como una
sensación de que no se están llevando a cabo debidamente las tareas y de que se
es incompetente en el trabajo.
A pesar de que algunas de las consecuencias del
burnout como el desgaste, la perdida de empatía, la depresión, el
insomnio, daños cardiovasculares, entre otros, son similares al de estrés,
Maslach, (2003), sugiere que se debe hacer una clara distinción entre este
concepto y el de burnout, dado que describe a este último mas como un patrón
psicológico de respuesta, una vivencia subjetiva de malestar, que tiene a los
factores laborales y organizacionales como condiciones y antecedentes y que
tiene implicaciones nocivas para la organización y/o para la persona, pero no
implica necesariamente un trastorno de salud mental.
De acuerdo con el modelo trifactorial de Maslach, este
síndrome describe tres síntomas particulares: agotamiento emocional,
despersonalización y sensación de bajo logro profesional, (Cornejo y Quiñonez
2007)).
Actualmente, según investigaciones realizadas en España
(Cisal,2009), los profesionales que más padecen este síndrome son los
relacionados con las áreas de sanidad, educación y administración pública,
debido a que están en contacto con personas que presentan problemáticas de
diversa índole y son los empleados quienes tienen que, de alguna manera,
solucionar dichos inconvenientes. Además de puede generar un genera un
sentimiento de frustración cuando el
personal percibe que su trabajo no ha sido productivo.
Según estimaciones de la confederación sindical de
comisiones obreras de España, (2010), entre el 20 y el 30% de médicos,
profesores y funcionarios públicos padecen síntomas de burnout, (CC.OO, 2010).
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