El resultado de las medidas   neoliberales durante la década del `90 se refleja en el deterioro de las condiciones laborales (precarización). Como ejemplo de ello, el incremento importante de las horas de trabajo que se fue dando en esos años, dejando paso a lo que se conoce como sobreocupación horaria, denota a su vez la necesidad de las personas de contar con más de un trabajo o realizar doble jornada, para poder ganar lo mismo que antes.
 
La privatización de las empresas estatales que enfrentaron a trabajadores de más de 50 años al “retiro voluntario”, y a la imposibilidad de insertarse nuevamente bajo la relación de empleo. La importación de productos, en desmedro de la industria  interna, también llevó a la población masculina principalmente, de niveles de mando medio y superiores, de una franja estaría de 35 a 55 años fuera del mercado laboral.
 
Además, se registra una alarmante merma de los contratos laborales y un aumento de formas precarizadas de contratación, que se plasman como contratos de prestación de servicios; o la condición de monotributista lo que supone una condición entre iguales a diferencia del derecho laboral que parte de la base de que al trabajador y al empleador los une una relación de desigualdad.  Al asumir una situación de desigualdad previa, el derecho del trabajo intenta equilibrar esa situación protegiendo al trabajador en función de su debilidad. En cambio, cuando se realiza un contrato de prestación de servicios, la presunción de igualdad se basa en el principio de la autonomía de la voluntad, lo que significa que cada contraparte es libre de decidir. La proliferación de estos contratos es un indicador de la precarización laboral.
    
A su vez, se verifica el crecimiento de empleos informales, dentro de los cuales se pueden diferenciar los trabajadores asalariados en negro, y aquellas personas que hacen “changas” o buscan otros medios para subsistir. Esto último generó un importante incremento en vendedores ambulantes, ferias populares, así como también el desarrollo del trueque, entre otras estrategias de supervivencia que fueron surgiendo en los últimos años.
 
En definitiva el escenario presenta índices de desocupación elevada, así como también una mayor duración media del desempleo, un importante índice de subocupación e incremento de las tasas de trabajadores precarios e informales. Estos grupos de población debido a su imposibilidad de insertarse en el mercado de trabajo, son excluidos y requieren una asistencia especial, debido a las consecuencias del proceso en su situación educacional y habitacional entre otras.
 
Situamos así como momento la crisis de 2001,  en el que se acentúan los resultados del proceso iniciado, por el cual muchas empresas desaparecieron o quedaron débiles frente a las condiciones que le planteaba el mercado.
 
En ese contexto de pérdida de fuentes de trabajo, capacidades empresarias y/o emprendedoras, capacidades técnicas – no es extraña la necesidad de conformación de programas sociales y/o de empleo, y las transformaciones a las que se ven sometidos los mismos en la medida en que se reestructura la sociedad “…entender el análisis de políticas en términos de su significado político o histórico…” “En una concepción más amplia del término, el análisis de política incluye todas aquellas actividades dirigidas a desarrollar conocimientos que sean relevantes para la formulación o implementación de las políticas públicas” [1]
 
El desempleo y la destrucción del sistema de seguridad social propio de la otrora sociedad salarial, establece una dinámica emprendedora diferencialmente mayor a la que marcará tradicionalmente la cultura de trabajo en la Argentina y proliferan estrategias de autoempleo, que devienen en la creación de microempresas orientadas a actividades comerciales (maxikioscos, despacho de pan…) y de servicios (peluquerías, remiserías, locutorios,…).  En este contexto toman significancia los programas y planes, entre éstos el microcrédito, que guarda un nivel de importancia para el desarrollo de estas unidades.
 
Los microemprendimientos entonces se transformaron en la alternativa de subsistencia, ampliándose como recurso, pero estableciendo una situación de informalidad por falta de medios para su sostenimiento en el tiempo, falta de adecuación a las exigencias normativas para su funcionamiento, sin dejar por ello de ser asumidos como estrategia de no exclusión del mercado de trabajo.
 
El Estado que había sido inundado por principios neoliberales, se había corrido de su responsabilidad en la satisfacción de las necesidades básicas, considerando como tales a las de supervivencia y aquellos ciudadanos en situación de vulnerabilidad (R.Castel) fuera de toda contención social.
 
Las entonces denominadas organizaciones no gubernamentales, hoy organizaciones de la sociedad civil,  comenzaron a realizar acciones que el Estado había abandonado, no sin crear un proceso de reclamo de reacción y toma de responsabilidades que el mismo debía asumir.  “Los problemas públicos no son independientes de las valoraciones y de las perspectivas de los ciudadanos y sus organizaciones. Se constituyen en el momento de que ciertos acontecimientos o situaciones se ponen en relación con determinados valores o determinados supuestos cognoscitivos de los sujetos que los viven. Les es propio entonces una naturaleza subjetiva, relativa y artificial. No hay problemas “en si”, no existen objetivamente. Son construcciones .sociales, políticas, de la realidad” [2]
 
Esa actitud evasora de responsabilidades por parte del Estado, en cuanto a proveer de una red de contención a aquellos expulsados del mercado laboral y que ven con dificultades su acceso a él nuevamente, parece comenzar a revertirse principalmente luego de la crisis del 2001. Las áreas de políticas sociales se ven fortalecidas y aparecen en primer plano los programas de ayuda social, subsidios para diferentes problemáticas, becas para capacitación, empleo, etc.,
 
El Estado suma, casi sin posibilidad de opción a las OSC`s a fin de acercarse y servirse de información  sobre la población a ser asistida., muchos de estos programas se basan en la capacitación y asistencia técnica sobre oficios, e incluso administración y gestión de microemprendimientos. Las limitaciones que se presentan frente a la falta de oferta de empleo, para hombres y mujeres en la franja entre los 35 a 50 años, jóvenes casi sin haber podido obtener alguna experiencia laboral, personas expulsadas de sus empleos, u otras a un paso de su jubilación, son los que se considera a esa altura  potenciales microemprendedores.
 
Tanto la edad, como el nivel de instrucción formal es heterogéneo en la población de desocupados, la crisis del 2001 sometió a la clase baja y a la media, operarios; gerentes; técnicos, jefes, estos últimos en muchos casos profesionales e incluso dueños de talleres y comercios, que como consecuencia quedaron paralizados ante esta situación. Ellos principalmente vieron como única alternativa al emprendimiento como posible solución, entre éstos estaban los que iban a cumplir el sueño del negocio propio, años postergado por seguir el camino de la relación de empleo, casi frustradamente, otros sin embargo los invadiría el pensamiento de “no me queda otra” o “algo tengo que hacer” .
 
Desde el Estado se implementaron los programas que proporcionan incluso hasta hoy, financiamiento, mediante subsidios o créditos, asistencia técnica y capacitación en el armado y desarrollo de un microemprendimiento. Para ello las diferentes áreas conformaron equipos de trabajo, entre los que trabajadores sociales, sociólogos, economistas, ciencistas políticos, etc., eran convocados para llevar adelante estas tareas.
 
El microcrédito como herramienta de asistencia financiera tiene sus antecedentes en el mundopar a 1976, con Muhammad Yunus, fue el primero que instaló al microcrédito como forma de financiamiento a pequeños proyectos, en poblaciones desfavorecidas de la India. Creó lo que se da en llamar el Grameen Bank, que actualmente cuenta con tres millones de personas beneficiadas con este tipo de créditos
 
El plan de negocio se considera una herramientas fundamental y seguramente ineludible, para armar y desarrollar un microemprendimiento, no sin despertar esta posición cierta polémica,  es la proyección del estado del negocio a futuro, (en este trabajo la referencia será exclusivamente sobre emprendimientos lucrativos), puede pensarse en primera instancia, lo precario de la herramienta en un país que si bien no se vio sorprendido por las diferentes crisis, especialmente por la de diciembre del 2001, si quizá por su profundidad y violencia.
 
Se estima que desde el año 2003 en Argentina no han dejado de crecer  los financiamientos otorgados, tanto por organismos del Estado, como por OSC`s, así como entidades bancarias, que en estos últimos años comenzaron a ofrecer microcréditos, todos ellos requieren la confección de un plan de negocio, algunos más complejos que otros, pero son exigidos sin excepción.
 
Si bien desde la década del ´80 se desarrollan microemprendimientos en Argentina, a fines del ´90 y especialmente luego del 2001, es cuando salen a la luz el otorgamiento de microcréditos en nuestro país, a través del Estado y de Osc´s. Estas herramientas son concebidas en general conforme, primero sin duda, a los conocimientos previos que respecto a otros planes de negocio tengan los técnicos (idóneos, técnicos o profesionales especializados) luego, en muchos casos en cómo se pretende administrar los recursos, por lo que la complejidad será mayor o menor, en casos porque se pretenda limitar el acceso al financiamiento, y por otro lado, sin ser lo único, el conocimiento real y concreto que se tenga de la población a la que estará dirigido el financiamiento y el tipo de actividades que se asistirán.
 
Dentro del ámbito de la Ciudad de Buenos Aires, en el año 1990, la ex Municipalidad, crea el Programa Municipal de Microempresas (PROMUDEMI), mediante la Ordenanza Nº  44827/CD/90, éste se encontraba hasta el año 2003 bajo la órbita de la entonces Subsecretaría de Producción, a partir de ese año el programa pasó a funcionar dentro de la Secretaría de Desarrollo Social pasando a denominarse su Dirección General de Microemprendimientos, más tarde sería de Microemprendimientos y Economía Social, para finalmente adoptar el nombre de Dirección General de Economía Social.
 
El objetivo formal de este programa, es aún hasta la actualidad “... consolidar o generar microempresas rentables y permanentes en el tiempo.”[3] , a través de asistencia financiera, además de la técnica, sin embargo recién con la Ordenanza  48374/CD/94, se hace efectivo el monto a otorgarse como crédito, estableciendo la norma un monto de $ 6000, para emprendimientos, productivos, de servicios o de comercialización.
 
Si bien en la primera ordenanza quedó asentado que este beneficio estaba dirigido principalmente a discapacitados, tercera edad, mujeres, oficio, carenciados, chicos de la calle, artesanales o estudiantes próximos a graduarse, la realidad es que muy pocos de estos sectores se acercaron a usufructuar el beneficio, sin embargo si lo hicieron una clase media, desempleada por el retiro voluntario, jubilados, madres solteras, artesanos, comerciantes consolidados, técnicos, también pero en menor cantidad, comercios instalados en Villa 31 y 21.
 
A partir de la crisis del 2001, se suman jóvenes profesionales con dificultades para ingresar o reingresar al mercado laboral, además el proyecto familiar en el negocio toma preponderancia, dado que en su mayoría no tenían trabajo. Los sectores aludidos y sus características juegan un rol importante a la hora de tener un panorama de su situación económica y social, dado que más adelante veremos el fino hilo que conduce a la pregunta que genera el debate, entre quienes consideran que las personas que solicitan un crédito no puede considerárselas pobres, y los que entendemos que se han ampliado los márgenes de vulnerabilidad.
 
Como se mencionó en los primeros párrafos, el microcrédito toma auge en el mundo a partir de Yunus y el Grameen Bank, a partir de él, son muchas las entidades que han multiplicado este modelo, o lo han tomado como referencia en todo el mundo. Particularmente este trabajo se centrará en el funcionamiento del Programa desarrollado en el ahora Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, durante el período 2001 a 2005, en la entonces Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, haciendo hincapié en el rol que el PROMUDEMI tiene como política social, dado que el análisis de uno de sus componentes y requisito, determina su complejidad y la misma como probable limitante de acceso al beneficio por parte de la población potencialmente beneficiaria.
 
Cómo entender el comportamiento de una herramienta directamente identificada con elementos creados para la planificación financiera, y cómo puede ésta funcionar dentro de una lógica de política social. Es necesario a partir de la responsabilidad del Estado evaluar con profundidad, realizando la evaluación “ex ante” que permita establecer la pertinencia y adecuación de las intervenciones a la realidad que se pretende modificar.
 
El plan de negocio que requiere el  Programa Municipal de Microempresas (PROMUDEMI), consta de las siguientes partes, además de datos formales, como los personales y legales, están los que se solicitan sobre el negocio propiamente dicho, descripción del producto o servicio y su forma de comercialización, enumerar cada una de las tareas a realizar en el proceso de producción y de comercialización del bien/servicio.,  inversión necesaria, análisis de costo: costos fijos y costos variables, costos variables unitarios (C.V.U.) y detalle de las ventas mensuales (proyección a un año).
 
Dado que el presente abarca un análisis del desarrollo del  Programa en cuestión que abarca el período 2001 a 2005, que como ya se señaló no sólo golpeó a los ya pobres, sino que la clase media argentina sintió sus consecuencias como quizá antes no le había sucedido, por eso se hace mención de una ampliación en los márgenes de vulnerabilidad, asimismo se ha aportado las características de la población a ser asistida por el crédito, a fin de que puedan proveerse de estrategias de trabajo, dado su situación de carencia del mismo, en prácticamente todas las otras formas.
 
Poder realizar un trabajo de análisis sobre lo sucedido con el PROMUDEMI y sus resultados en cuanto a cómo influye la confección de una herramienta, de cierta complejidad en este caso y que es exigida como requisito ineludible, pueda estar limitando la  posibilidad de acceso a personas sobre las cuáles el Estado tiene responsabilidad de asistir ante una situación de carencia de trabajo, que implica no tener acceso en muchos casos a cubrir necesidades básicas.
 
Si bien cada institución, sea estatal o privada adecua este instrumento, se entiende conforme a sus objetivos y población objeto, la propuesta es aportar la información que de este estudio surja, a fin de adecuar o reformular o reemplazar al plan de negocio del Programa de referencia, por otra herramienta que flexibilice el ingreso al beneficio, sin que por ello dejen de ser sustentables los microemprendimientos financiados por éste. Dado que además por las características de los planes de negocio, también han surgido sostenidos desde el Estado, e instituciones internacionales, programas que financian los servicios de consultores o instituciones consultoras que realizan los planes de negocio para los potenciales tomadores de los microcréditos, aunque en su mayoría se supone juegan el rol de asistencia técnica o acompañamiento en su confección, vistas las planillas de proyección, se confirman que en tan poco tiempo y por su complejidad no pudieron haber sido confeccionadas por las personas solicitantes.
 
En definitiva, se ha conformado la aparente necesidad de recurrir a estas instituciones, que en los casos hacen de intermediarias en la gestión del crédito, lo que pone en un límite  de presión en la relación microermpendedores – institución consultora, considerando que algunas justifican su funcionamiento a partir de la cantidad de clientes que asisten  y sus ingresos se generan a partir que los beneficiarios del crédito cobran,   en su texto “Los paradigmas de la política social en América Latina” Rolando Franco analiza la existencia de una lógica decisional, la burocrática, como paradigma dominante que establece la implementación de programas sociales que desde el Estado se entregan en cuanto a cantidad y calidad, conforme a como el mismo considere conveniente, sea por razones políticas, administrativas o por presiones  corporativas, donde el usuario no tiene alternativas de elección, sólo las acepta o no , salvo que sea obligatoria.
 
Por otro lado el autor, avanza sobre lo que denomina el paradigma emergente tiende a fomentar, dentro de sus posibilidades la participación de otros actores, intentando presentar proyectos realizados por los interesados conforme a su propia percepción de cómo solucionar determinados problemas sociales. En este caso así como hemos mencionado que algunas instituciones funcionan, por ejemplo en los que es la asistencia para confeccionar un plan de negocio, donde el interés que prima no es la enseñanza y aplicación por parte del interesado de la herramienta que debiera brindarse, sino que sus técnicos resuelven el requisito conforme a sus conocimientos, quedando la persona en absoluta ignorancia del tema, otras por supuesto funcionan conforme a la descripción realizada en el paradigma denominado como emergente por Franco.
 
Sobre la aplicación de uno u otro, estará dada la discusión política sobre el objetivo propuesto del proyecto o programa. Pero estos paradigmas sirven para avanzar sobre un análisis en el comportamiento del PROMUDEMI, y cuáles son los propósitos de requerir un plan de negocios con las características de éste, éste plan de negocio puede no ser aplicado a todos los perfiles de los interesados, por lo que podrían confeccionarse herramientas que pudieran adaptarse a las características, a la actividad y a la proyección del microemprendimiento.
 
          
2.  DEFINICIÓN DE LOS OBJETIVOS.
 
 
General.
 
 
Evaluar y determinar la  complejidad y limitación para acceder al crédito del Programa Municipal de Microempresas (PROMUDEMI).
 
 
 
Específicos.
 
 
  • Recoger y analizar las políticas y requisitos para acceder a PROMUDEMI.
 
  • Determinar los propósitos y alcances de PROMUDEMI.
 
  • Proponer mejoras o adecuar el  plan de negocio del Programa de referencia para que  flexibilice el ingreso al beneficio.
 
 
3.  PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA.
 
 
Los canales para financiar iniciativas para emprendedores, es una política que debe recoger el espíritu de ayudar a proyectos viables económicamente que no cuenta con el capital necesario para iniciar operaciones. Por tanto, estos mecanismos de acceso al microcrédito empresarial han de reunir una serie de características, que estimulen la iniciativa empresarial, estas características son:
 
  • Sencillos: estos mecanismos han de ser sencillos y rápidos, es decir, no han de suponer trabas añadidas que desmotiven al futuro empresario o negociante.
 
  • Directos: es decir, sin intermediarios innecesarios.
 
  • Accesibilidad.
 
  • Ventajas con respecto al crédito ordinario, ventaja fundamental, los microcréditos tienen que tener ventajas con respecto al crédito ordinario, como son: tasas de interés, tiempo de amortización, garantías de crédito, etc.
 
  • Que premien los proyectos o iniciativas viables económicamente y que supongan una innovación.
 
En este contexto se plantea el problema sobre el Programa Municipal de Microempresas (PROMUDEMI) de la ciudad de Buenos Aires, siendo necesario evaluar si actualmente esta cumpliendo con el objetivo de incentivar la iniciativa empresarial a aquellas personas y empresas que no disponen de recursos necesarios para iniciar su proyecto. Así mismo, se hace necesario valorar si reunen las características de accesibilidad, sencillez, ventajas sobre el crédito ordinario, etc.
 
Este proyecto ha sido elegido y motivado por la relevancia que tienen los instrumentos de crédito en la economía nacional y local, con la intención de proponer mejoras al Programa Municipal de Microempresas (PROMUDEMI).
  
4.  MARCO TEÓRICO.
 
 
 
Las herramientas para conceder microcréditos a negocios o microempresas que pretendan ingresar al mercado, se ha convertido en una política estatal generalizada en la mayoría de países, tanto a nivel nacional como local, estos han comprendido que dicha herramienta supone un método viable para conseguir los siguientes objetivos:
 
  • Invertir en el aumento de las riquezas del país (PIB, niveles de empleo, renta per capita). Esto objetivos se consiguen a medio y largo plazo, tiempo necesario para la maduración de los negocios o microempresas que fueron apoyadas financieramente.
 
  • Generación de empleo, este objetivo se consigue de forma inmediata, además, permite a los poderes públicos canalizar el empleo en zonas específicas (existen cláusulas que obligan a los beneficiarios del crédito a contratar a personas de una determinada zona, minimizando, por tanto, el desempleo en esas zonas).
 
Por tanto, han articulado a nivel nacional y local instrumentos para estimular la economía a través de la iniciativa de creación de microempresas.
 
El  Programa Municipal de Microempresas (PROMUDEMI) fue desarrollado e implementado por la Ordenanza  Nº: 44827 / 1991, esta destinada a consolidar o generar microempresas rentables y permanentes en el tiempo, este programa esta orientado a las siguientes personas o sectores:
 
  • Profesionales liberados sociales.
  • Discapacitados.
  • Tercera edad.
  • Mujeres.
  • Oficios técnicos.
  • Carenciados.
  • Chicos de la calle.
  • Artesanales.
  • Estudiantes próximos a graduarse.
 
Como se puede observar el programa tiene como objeto insertar al mercado laboral a aquellas capas o grupos de la sociedad más desfavorecidos, por tanto, este programa tiene fines sociales.
 
PROMUDEMI pretende generar negocios o empresas duraderas en el tiempo, por tanto, cumple además con un objetivo económico y no solo social.
 
En cuanto a sus características técnicas, se ha de especificar lo siguiente:
 
  • El crédito concedido no tiene interés, por tanto, los beneficiarios deberán reintegrar el capital asignado por el programa.
  • Los plazos de amortización varían en función de las necesidades del proyecto y la viabilidad del mismo, con un máximo de 6 meses.
  • El programa especifica claramente para que se puede utilizar el capital y para que no. Este aspecto se regulo en su totalidad para que el capital prestado al beneficiario no fuera utilizado con otros fines:
 
    • Se puede utilizar para adquisición de maquinarias, instalaciones, herramientas, muebles y útiles, habilitación, insumos, u otras inversiones necesarias para iniciar actividades.
    • La normativa afirma que el monto prestado no podrá destinarse a al pago de sueldos, retiros personales ni deudas contraídas anteriormente por el emprendedor.
 
Para tramitar la solicitud, es necesario reunir las siguientes características:
 
  • Presentar un plan de negocios, el programa obliga al beneficiario a recibir asistencia técnica y capacitación. Esta obligación responde a la necesidad de financiar proyectos realmente viables.
 
  • El beneficiario debe desarrollar sus actividades en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, esto responde a la política local del Programa Municipal de Microempresas (PROMUDEMI).
 
  • Se requiere de garantía de un tercero o de uno de los socios que no podrá ser titular, este es uno de los aspectos que ha presentado más rechazos, y que más disuade a futuros emprendedores de iniciar trámites ante el programa de financiación.
  
 
5.  FORMULACIÓN DE LAS HIPÓTESIS.
 
 
La complejidad del plan de negocio como limitante al acceso del microcrédito otorgado por el PROMUDEMI.
 
 
6.  ENCUADRE METODOLÓGICO.
 
 
§  Revisión bibliográfica: consistirá en la búsqueda y posterior lectura de libros y soportes web relacionados con el Programa Municipal de Microempresas (PROMUDEMI)  y la metodología utilizada para obtener los resultados, y temas afines en general. Así como también de libros, revistas, informes, reportajes, etc, que hagan alusión a estudios similares.
 
§  Análisis del Programa Municipal de Microempresas (PROMUDEMI), mediante, en primer lugar, un acercamiento histórico sobre los instrumentos públicos de financiamiento de proyectos, este capítulo tendrá como objetivo primordial comprender la naturaleza y evolución de estos instrumentos. En segundo lugar, se analizarán y enumerarán instrumentos de financiación similares en el exterior, este punto, permitirá detectar las fallas del Programa Municipal de Microempresas (PROMUDEMI), mediante la comparación con otros instrumentos de financiación de países desarrollados. Posteriormente, se abarcará el estudio y análisis del Programa Municipal de Microempresas (PROMUDEMI), prestando especial atención a los requisitos y trámites necesarios para acceder a dicho programa con el fin de aportar posibles mejoras.
 
 
Etapas.
 
1º MES
2º MES
3º MES
Semana 1
Semana 2
Semana 3
Semana 4
Semana 1
Semana 2
Semana 3
Semana 4
Semana 1
Semana 2
Semana 3
Semana 4
 
Inventariar y recopilar información sobre el tema.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Lectura y Análisis de la información encontrada.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Escritura del texto final.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

 

 



[1] TORGERSON, Douglas “Entre el conocimiento y la política: tres caras del análisis de políticas”, en AGUILAR VILLANUEVA, L (com). El estudio de las políticas públicas, Miguel Angel Porrua, México 1992.
[2] AGUILAR VILLANUEVA, Luis F. “Problemas Públicos y agenda de gobierno” Ed. Perrua 2000
 
[3] Ordenanza  Nº 44827/CD/90 Publicación  CEDOM - Boletín Municipal Nº 18964,  Año 1990

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